Historia
La Historia de Villanueva de la Jara arranca, documentalmente, del 8 de julio de 1476, cuando los Reyes Católicos conceden el Privilegio de Villazgo, como en otros muchos casos, por posicionarse los vecinos de este lugar a favor de Isabel I en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479). Dicho favor no se concedía en vano, era necesario un número de vecinos, la voluntad de desear emanciparse (en este caso de la Villa de Alarcón, señorío del Marqués de Villena) y unos medios de autosuficiencia para poder abastecerse y mantener una nueva población.
Prueba de los posibles son los numerosos testimonios arquitectónicos que hoy podemos contemplar fechados en los años más inmediatos a la fundación de la Villa: la cabecera parroquial se levanta en estilo gótico isabelino (identificativo de los monarcas católicos), las primeras capillas de la fábrica están en uso desde finales del siglo XV; en el primer tercio del siglo XVI está levantado el monumental Ayuntamiento del Concejo… y a finales de este siglo ya se cuenta con cuatro fundaciones conventuales, una de ellas realizada por la propia Santa Teresa de Jesús.
Aquí se instaló el Corregimiento de la Jurisdicción concedida, alcanzó a muchas leguas a la redonda: Mahora, Madrigueras, Rubielos -altos y bajos-, Casasimarro, Quintanar, Tarazona, Villagarcía del Llano, etc. El largo siglo XVII fue el siglo del esplendor Jareño, prueba de ello da la abundante documentación histórica que conserva su Archivo Municipal, uno de los más importantes de Castilla -La Mancha.
El siglo XVIII se inauguró con tanta pena como gloria, las tropas del Archiduque Carlos arrasaron la Villa en la tremenda Guerra de Sucesión Española (1701 – 1713), contienda que aportó a España a un Arzobispo hijo de esta Villa, Don Francisco Valero y Losa, personaje inteligente que gustó a Felipe V por su voluntad para representar a su pueblo en las comisiones, primero bélicas ante los austriacos, después financieras, ante el rey mismo para solicitar exención de contribuciones por penuria municipal. Ese mismo siglo vio a otro jareño internacional, el Obispo Don Alfonso Clemente de Aróstegui, Plenipontenciario (Embajador) del Rey Carlos III en Roma y uno de los fundadores de la Real Academia de San Fernando.
El siglo XIX conoció el desastre que las tropas francesas provocaban a su paso por las Villas más nobles de Castilla. Con estas invasiones el Patrimonio de La Jara, especialmente religioso, se vio brutalmente diezmado, cerrados sus conventos, subastados sus bienes, cuando no, expoliados. La desamortización de 1835 se encargó del resto. Durante el siglo XX Villanueva de la Jara sirvió de terreno para las Brigadas Internacionales: se instaló un Hospital en una vivienda particular y un Cuartel en uno de los Conventos.
Hoy, la Villa es una enciclopedia de la Historia Local. Sus calles, plazas, viviendas, escudos, ermitas, iglesias, etc, dan prueba de ello.